Pasito a pasito, a ritmo canario –como peregrina el bueno de Manuel por esta tierra–, nos hemos planteado renovar –renovatio– ciertos aspectos viciados de nuestra realidad que la sociedad española admite, unas veces por ignorancia, otras por impotencia y las más por comodidad. No es fácil mejorar algunos temas cuando existen lobbies de presión muy constituidos, profundamente protegidos y criminalmente defendidos…, pero no por ardua que sea esta tarea vamos a dejar de conseguirlo. Somos un perro con un hueso.
Partimos de la base –principios, al fin y al cabo, que diría Unamuno– de que el ser humano merece la pena en sí mismo, de que vive en sociedad, formando comunidades, para salir adelante de forma plena y de que, aunque cada uno disfrute de lo suyo, todos hemos de apoquinar al bien común para poder convivir.
Por eso, y por algunas cosillas más que forman parte de las historias de duendes y hadas que nos narraban siendo pequeños, pero que aún habitan con voz de madre en nuestros sueños, salimos al paso con las siguientes cuestiones:
1.- No vamos a descansar hasta erradicar –arrancar de raíz– de nuestra sociedad el mal uso que ciertos personajes decimonónicos hacen de nuestro dinero. Por eso, lucharemos sin tregua ni cuartel para que la democracia sea una realidad vivida por todos los españoles y para todos ellos. Y como el dinero es de todos, eliminaremos los sueldos vitalicios que tienen esos personajillos que se autodenominan políticos, cambiaremos este sistema electoral penoso que constriñe al ciudadano, miente a los electores, forma castas entre las distintas Comunidades y extirpa de raíz el derecho a la libertad que todos tenemos innato. Además, cansados como estamos de que una panda de subnormales nos obliguen a comulgar con ideologías absolutamente desfasadas y llenas de polvo –quizá por eso les gusta– que nos atan a un pasado que ya no existe, como si estuviéramos sodomizados por un psicoanalismo cutre y casposo, hemos decidido que nuestro gobernantes sean profesionales que trabajen por sacar adelante su país, sin lamerle ciertas partes a ciertos dirigentes extranjeros, sin renunciar a la soberanía de nuestra tierra y que trabajen por la unidad de uno de los países más increíbles que ha existido y existirá en este planeta.
2.- Contando con lo escrito añadimos, además, algunas otras sugerencias: cómo conseguir que el hombre sea tratado con la dignidad que se merece. Toda persona tiene derecho a sentir el aire en sus pulmones antes de morir, es decir, nuestro primer derecho es la vida. Si nos arrebatan esto, incluso antes de poder decir esta boca es mía, viviríamos en una sociedad degenerada que fagocita a sus propios hijos –like Carthago or The Aztecas–. Por desgracia, así es la sociedad en la que intentamos vivir: se han puesto una venda de hipocresía que les cubre todos los sentidos para admitir y venerar la cultura de la muerte. Demasiadas personas se han trasladado al lado negativo de la fuerza y sólo se miran el ombligo.
3.- Aquí no acaba la cosa, seguiremos manifestándonos a través de nuestras palabras hasta que conformemos un grupo tan numeroso de españoles que sean de verdad libres para poder renovar España desde sus raíces: esas mismas raíces que nos hablan de cultura, de integración, de unión, de éxitos, de creatividad y de haber sabido unir los cinco océanos de la Tierra.