Hace unos días me encontré una reflexión en redes sociales que me pareció bonita y enriquecedora. Se trataba de escribir una carta ficticia a tu yo de 13 años, justo cuando uno está empezando esa etapa tan importante e inspiradora como es la adolescencia. Concretamente en el año donde la mayoría de chavales empiezan 2º de la ESO, el año de más fracaso escolar y adolencias de nuestra adolescencia. Justo en el esplendor de la llamada edad del pavo, pero a punto de empezar a salir de ella para tomar consciencia de nuestra realidad en el mundo y empezamos a pensar por nosotros mismos.
A partir de esta edad empezamos a hacernos las preguntas más importantes de nuestra vida: ¿quién soy?, ¿cuál es el sentido de mi vida?, ¿qué es lo que quiero? y ¿de qué soy capaz?
Y reflexionando, ahora que tengo 29 años, cerrando lo que ha sido mi etapa emprendedora, ya casado y con mi segundo hijo en camino, me salió esta carta con palabras naturales y sencillas que quiero compartir. En resumen, lo que me diría a mi mismo es lo siguiente:
Carta a mí mismo con 13 años
Querido JC,
Estas empanado, además, eres muy perro, no te aceptas (aunque no lo sospeche, de autoestima vas regular), se te va la pinza a veces, eres inestable e inmaduro, eres un caos y un poco desastre (eso ya lo sabes), no te gusta estudiar, a veces crees que no eres demasiado útil o bueno en nada, no conoces tus pasiones, estas desmotivado y te sientes un poco pardillo.
Pero en unos pocos años cambiaras absolutamente en todo eso. No solo gracias a ti (aunque en parte si), sino por te van a ayudar. Descubrirás que eres mucho más capaz de lo que crees, y que nada de eso te define. Lo que te definirá será aquello que elijas ser con tu libertad. Y elegirás bien. Elegirás cambiar, mejorar, aprender a superar todos tus defectos y dejarte ayudar. Y triunfarás. No por tus éxitos sino porque aprenderás a ser feliz. Y ayudarás a hacer feliz a muchos.
Lo mejor de todo es que no será mérito tuyo, sino de ser ayudado. Eso te hará sentir muy querido y agradecido. No podrás enorgullecerte y decir que todo ha sido mérito tuyo. Y eso es el mayor regalo. Solo podrás decir «todo me ha sido dado» y valorarás la vida como un regalo. Y eso da más felicidad que si lo hubieras conseguido por ti mismo.
También te sentirás orgulloso, porque, aún con ayuda, elegiste bien, trabajaste mucho y acertaste en confiar en ti y en quienes te ayudaron. Te doy la enhorabuena por adelantado. Pero más importante aún es que te descubrirás profundamente amado.
¿Por quién? Especialmente por Dios, y luego, por algunas personas que él pondrá en tu camino.
También te revelo que la mayor clave para mejorar ha sido formarte en conocimiento personal, técnicas de estudio y en tu fe. Te será difícil hacer todo ese cambio solo, pero puedes empezar solo con la ayuda de los que ya tienes. Así que te recomiendo empezar ya sencillamente leyendo, de este modo, adelantarás muchas cosas. No hay esfuerzo que te vaya a merecer más la pena que formarte. Fórmate, acéptate y supérate cada día.
Si estás tan empanado que no sabrías ni como empezar, empieza por La libertad interior, de Jacques Philippe y por Martes con mi viejo profesor de Mitch Albom.
Un abrazo