El cielo

El cielo está enladrillado ¿quien lo desenladrillará? Los niños, los artistas, los que sufren, las madres, la vida que sigue brotando tras un incendio, algunos filósofos, muchos idiotas, los amantes.

La noche

La noche, aún en esta era de noctámbulos, pocos la contemplan. Cuando todos ya están dormidos o bebidos, yo me retiro silenciosamente y me introduzco en su soledad amorosa para volver paseando a casa. En este paseo es donde se conoce de verdad la noche. Y a veces me cruzo con mi amigo Chopin.

Y vino

A Jesús le llamaban borracho y comilón, convirtió el agua en vino, luego este en su sangre, luego sus discípulos monjes se dedicaron a convertir cebada en cerveza y todo tipo de frutos, por fermentación, en la mayoría de licores y alcoholes que existen hoy para las fiestas de comunidades y pueblos. Baco…, una mierda al lado de Cristo. ¡Un brindis por el Dios del vino!

Jazz

El jazz es la vida. Me encanta como traquetea en el viaje. La voz es dulce pero se oxida rápido. Viva el jazz, viva mi Norah Jones. Este puro me sabe a cobre pero también la música se crispa a veces, de este tono… a lo countrie.

Se me ha acabado el licor, habrá que acompañar con agua. Dale a la guitarra. Este ratillo está de puta madre.

―Hermano, cuéntame qué has pensado. ―Que esta vida está llena de canarios. Canarios que cantan jazz.

José

Echo de menos a mi amigo José. Siempre con su sonrisa en el cigarro, de liar, colocada con sarcasmo amistosamente desenfadado. Recoge las palabras con su mano y las conjuga a su manera; se parecen al humo de su cigarro: parece que todo de su boca sale bello, volátil y se posa sobre nuestra ropa para oler a tabaco y a sueños de un hombre contemplativo y contento. Siempre dominó la oratoria, juega con ella y hace más bellas las palabras. Sabe alegrar las formas de amar. Sabe soñar.

Prado de plantas de edificio

Heme aquí cara a mi paisaje, creo con pastos y algunos árboles, espléndido en medio de una verde y huertana llanura, milagrosa frente unas «gordocas» montañas que me miran. Pacientes, nobles, eternas, colosales, aunque unos edificios las tapan. En realidad las tapan mucho, pero están ahí; desde luego que están. Creo que esos muros arquitectónicos cementados y enlatados… instantáneamente me rodeaban: por delante, por detrás, por encima y por debajo; es más, sospecho estar dentro de uno de ellos. Ahora, elevado, a unos metros de altura sobre este prado, flotando, creo entrever como si en mi culo, bajo mi culo, tuviera una ciudad. La empiezo a descubrir, de dentro a fuera. Ciertamente ya solo intuyo mi quinto sin ascensor, un piso bastante alto desde el que veo el resto de los tejados. Se me vuelve evidente que no levitaba sobre el aire, pero algo me había hecho pensar que estaba en la mitad de esta llanura de Murcia y que mi ventanal era una ranura en un gran espacio natural. ¡Qué real irrealidad!

Añoro el campo, y qué gusto haberme pegado algunos gases sentado sobre esta ciudad, pero ahora quisiera poder volver a esa llanura una vez más. Al menos están las montañas… tan fieles que no se moverán jamás. Y, vale, también en la ciudad sé que puedo encontrar esa Divinidad.

Piedras

¿A quién le importan las impresiones de un iluso charlatán y poco trabajador como yo? Pero incluso sin merecer contar nada, considero, ya es irresistible escribir.

Por ejemplo… Las aventuras de una piedra en un pequeño rincón de mi universidad sin cementar, junto al campo. Cuando digo una piedra quiero decir todas las piedras: son piedras, hay millones por todos lados, cada una menos importante que la de antes. Eso es lo bueno de las piedras: que no importan. Puedes tirarlas, patearlas, romperlas, perderlas y seguir pateando a otra como si fuera la misma. Con un tirachinas puedes estrellar y romper una contra otra más grande.

Dios se ha hecho piedra. Sin duda Dios está en todas las cosas incluso en los hombres, pero también se ha hecho piedra para que podamos patearle y romperlo en mil dioses rocosos; para envolvernos y estar con nosotros sin ser importante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *